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12 Dec
12Dec

La vida después de vos ya no es la misma. Es como si el tiempo se ha detenido a tejer segundos en una mecedora mientras mi mirada horrorizada te ve robarle al aire pequeños suspiros.

Me aferro a tus manos aún tibias, a tu pecho que se mueve al ritmo de ese corazón frágil. Cierro los ojos esperando un milagro que me devuelva esos minutos perdidos de años que no volverán, y me abrazo junto a tu pecho escuchando una respiración quebrada que se mueve al vaivén de un padre nuestro entre lágrimas.

Busqué en tu mirada pérdida y en la inmensidad de un universo invisible, ese último recuerdo de vida que no volverá, y eso fue, solo un recuerdo perdido en un tiempo fugaz lleno de segundos que no volverán. 

El ambiente se fue espesando, las palabras salían en un coro alentador para que cruzaras el puente que te llevaría lejos, y yo… yo me aferraba al último latido de ese corazón que corría el maratón de su vida, con una victoria indiscutible.

Cerré mis ojos como si de esa manera te ayudaría a esa transición tan desconocida, como si de esa manera evitaría que te fueras de este mundo. Extrañé tu presencia, sintiendo el miedo inevitable de poder olvidarte y te abrace fuertemente hasta que el corazón me susurro al oído un adiós. En ese momento tan esperado y tan evitado a la vez, el tiempo se detuvo por completo, las almas levitaron en un suspiro y el dolor desapareció de tu rostro.

Un aguacero interminable bañaba el espíritu que se quedó suspendido de amor, en un "padre nuestro que estas en los cielos", y ahí estabas al lado de Dios. La vida nunca será la misma sin vos, me dije a mi misma mientras me desmoronaba en diminutos pedazos, mientras te observaba palidecer al sonar del tic tac del reloj que nos recordó nuestra existencia. 

En el silencio de nuestra ultima oración te extrañé por primera vez. Busqué miles de recuerdos en los rincones de nuestro hogar, perseguí los rastros que dejaban las sombras al amanecer para encontrarte en un rincón, pero ya te habías ido junto al viento de la madrugada serena. Respire el aire que un día llenaba tus pulmones imaginando esos últimos momentos, deteniendo mi respiración para escuchar mi corazón latir, inventando tu historia de viaje secreto, pensando en el fin de tus tiempos, en tus pensamientos eternos.

Mi corazón se llenó de nostalgia y más nostalgia, y pensé "solo es el comienzo..."

En algún momento después de tu partida




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