Vacío - Eso pensé al entrar a su casa. Aquellas paredes pálidas, despojadas de colores y vida, se envejecían al compás del eco de las voces pasadas que resonaban en mi recuerdo. Vacío el corazón por tu ausencia y una vida guardada en cajas de plástico negro y tapas amarillas.
Tras la puerta de madera sólida y vidrio esperaba ese sentimiento de desolación absoluta que sólo se compara al sentimiento de despojo cuando realizas el recuento de una vida que ya se ha ido volando al horizonte.
Me quede en silencio tratando de encontrarte en esas paredes, de recordar tus pasos agitados bajando las escaleras, saludando con una sonrisa al huésped que en ese momento ocupaba tu espacio. Pensé lo duro que ha sido tu ausencia presente, esta autopsia de tu vida que ahora hacemos cuidadosamente entre copa y copa para aguantar el dolor de cada recuerdo envuelto en papel periódico.
Nos volveremos a ver… me repito una y otra vez en mi cabeza como un mantra mágico mientras guardo tus libros, mientras leemos en voz alta entre lágrima y risa los poemas de Menjívar:
“Sólo empezá a buscarme
Y seguí las pistas que no te dejé”
Cierro mis ojos, exhalo este sentimiento de desolación para dejarlo ir, y continuo mi viaje sigiloso, ejecutando la tarea asignada para ese día, acomodando libro tras libro mientras reconstruimos un rompecabezas nunca visto, inventando historias no contadas para ir escribiendo la nuestra, esta historia que compartiremos cuando nos volvamos a ver.
Lo se. Nos volveremos a encontrar hermana mía mientras dure el sueño de libertad, y cuando eso pase el exilio será aquel lugar lejano donde el alma tomo fuerzas para volar más lejos.
Managua, 27 de noviembre 2021.